GUATEQUE ESPACIAL
Escrito por José Juan Santos Sánchez, viernes 10 de abril de 2015 , 13:23 hs , en LOS LIBROS QUE LEEMOS

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Abril 2015



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  • Gabriel Ramirez el jueves 4 de septiembre de 2025, 09:52 hs

    El mantenimiento de extintores

    Hoy abordamos aquí un asunto sencillo en su apariencia y determinante en su consecuencia: el mantenimiento de extintores. No es una cuestión de trámites ni únicamente de cumplimiento normativo; hablamos de prevenir que un incidente se convierta en tragedia. Con rigor periodístico —y con la serenidad que impone la materia— explicamos qué hay que saber, qué hay que hacer y por qué no puede esperar.

    Por qué el mantenimiento de extintores importa hoy más que nunca

    En los últimos años la dispersión de actividades (teletrabajo en domicilios, coworkings, naves industriales con procesos variados) ha multiplicado los riesgos y la responsabilidad. Un extintor visible no basta: debe funcionar. El extintor es un primer escalón de defensa que puede contener un fuego incipiente, evitar evacuaciones masivas y reducir daños materiales. En pocas palabras: un extintor mantenido salva vidas y patrimonio.

    Conceptos esenciales de mantenimiento

    El mantenimiento de extintores se articula en varios niveles que complementan la vigilancia cotidiana y las intervenciones técnicas. Resumimos los hitos imprescindibles:

    • Inspecciones visuales mensuales: comprobación rápida del estado, de la accesibilidad y del manómetro.
    • Revisión anual: actuación técnica de un mantenedor certificado que verifica presión, peso, integridad y elementos consumibles.
    • Pruebas periódicas (hidrostáticas): en los plazos que marca la normativa para garantizar la resistencia del cilindro.
    • Recargas y reemplazos: tras uso o cuando el equipo no cumple parámetros.

    Este sistema escalonado garantiza que el extintor esté operativo cuando sea necesario y que el cumplimiento documental respalde la actuación en casos de inspección o siniestro.

    Para quien busca información práctica sobre equipos y opciones del mercado, conviene informarse bien antes de adquirir o sustituir unidades, porque la compra y la instalación son el punto de partida de un sistema fiable. Por ejemplo, la elección del extintor apropiado —por clase de fuego, entorno y tamaño del riesgo— marca la diferencia entre controlar un conato o tener que afrontar un incendio en expansión.

    Frecuencias y responsabilidades

    No existe una única tabla que sirva para todos; sin embargo, la combinación de inspecciones mensuales por el titular del local y revisiones anuales por empresa autorizada es la práctica mínima aceptable. Adicionalmente, según el tipo de actividad y el riesgo (hostelería, industria, centros educativos, instalaciones eléctricas sensibles), se pueden exigir controles más estrictos.

    La responsabilidad última recae en el titular del local o del edificio: es quien debe contratar, programar y conservar la documentación. No es un trámite: es una obligación con consecuencias legales y, por encima de todo, éticas.

    Mantenimiento según tipo de extintor

    Cada tecnología exige consideraciones concretas:

    Extintores de agua y espuma

    Indicados para fuegos de clase A. Su mantenimiento se centra en la ausencia de corrosión, la integridad de boquillas y mangueras y la estanqueidad del recipiente.

    Extintores de polvo químico

    Versátiles (clases A, B y C). Se revisa el estado del agente extintor para evitar apelmazamientos y se verifica la presión y el peso. La recarga tras uso es obligatoria.

    Extintores de dióxido de carbono (CO2)

    Ideales en entornos eléctricos por no dejar residuo. Requieren control estricto de fugas y pruebas de presión. Su cilindro, sometido a alta presión, debe pasar las pruebas de integridad en los plazos reglamentarios.

    Cuando en el entorno existen equipos eléctricos sensibles o salas con riesgo químico, la elección de un extintor CO2 puede ser la decisión técnica que minimice daños secundarios y garantice una actuación limpia y efectiva.

    Qué verifica el mantenedor certificado

    Una empresa autorizada no solo marca la etiqueta: realiza comprobaciones metódicas que incluyen la verificación del manómetro, el peso del agente, la integridad del sello, el estado de las boquillas, la ausencia de corrosión y la documentación correspondiente. Además, aconseja sobre la disposición óptima —visibilidad, señalización y accesibilidad— y sobre el mapa de riesgos del edificio.

    Documentación y trazabilidad

    Cada actuación debe quedar reflejada en un informe con fecha, técnico responsable y trabajos realizados. Esta trazabilidad es capital: facilita la gestión preventiva, permite planificar recambios y es clave ante inspecciones regulatorias o procedimientos de siniestro.

    Errores frecuentes y recomendaciones prácticas

    Enumeramos los fallos que más vemos y cómo evitarlos:

    • Extintor oculto o bloqueado: señalización y ubicación clara.
    • Ignorar inspecciones visuales: realizar chequeos mensuales simples.
    • Procrastinar la recarga: recargar inmediatamente tras cada uso.
    • Contratar sin verificar certificaciones: exigir acreditaciones y pólizas.

    Un consejo práctico: integrar las revisiones en el calendario anual de mantenimiento del edificio y asignar responsabilidades concretas. Así se evita que la responsabilidad se diluya y se mejora la cultura de la prevención.

    Para mantenerse informado sobre novedades técnicas, normativas y casos prácticos de intervención, es útil consultar fuentes especializadas. Un recurso recomendable es este blog de protección activa contra incendios, que actualiza buenas prácticas y soluciones del sector.

    Normativa y plazos clave

    La normativa española establece hitos y responsabilidades claras: plazos para pruebas hidrostáticas, periodicidad mínima de revisiones y obligaciones de documentación. No es un texto burocrático: es un esquema de seguridad. Cumplirlo evita sanciones y demuestra diligencia en la gestión del riesgo.

    Inversión y coste real del mantenimiento

    El coste de un programa de mantenimiento no debe verse como gasto sino como inversión en continuidad operativa y tranquilidad. Comparar precios está bien, pero primar el criterio técnico y la experiencia es imprescindible: una intervención mal hecha puede costar mucho más que la diferencia económica inicial.

    Formación y simulacros

    Complementario al mantenimiento es capacitar a las personas para el uso efectivo del extintor y para la detección de señales de alarma. Los simulacros periódicos consolidan los procedimientos y disminuyen la probabilidad de errores en el momento crítico.

    Responsabilidad colectiva

    El mantenimiento de extintores no es una tarea de un día ni un mero trámite: es un proceso continuo que articula comportamiento responsable, decisiones técnicas y cumplimiento normativo. Recomendamos adoptar un enfoque sistemático: inspecciones mensuales, contratos con mantenedores certificados, registro documental y formación de usuarios.

    Actuar hoy evita lamentar mañana. Desde la compra y la instalación hasta la última prueba hidrostática, cada etapa forma parte de un mismo propósito: proteger vidas.