CURSO 2012-2013 » CONCURSO DEL ÁGUILA
CURSO 2012-2013
Cuento "El águila lesionada"

              CONCURSO DE CUENTOS SOBRE EL ÁGUILA IMPERIAL.          

      Como todos los años que podemos, este curso también hemos participado en el concurso que SEO BIRD LIFE nos propone en relación al águila imperial. Samuel y Héctor han escrito un cuento que se titula ÉL ÁGUILA LESIONADA y luego hemos preparado una impresión del mismo con la forma de una cabeza de águila. Esperamos que os guste y si ganamos algo, os lo contaremos.

Concurso Concurso

EL ÁGUILA LESIONADA.

Había una vez, en un pueblo de la meseta de Castilla y León que…. ¡pero bueno!, este principio no me gusta. A lo que vamos. A las águilas.

Un primo mío que se llama Juan y sus padres y sus tíos, se iban de paseo por el camino de La Mata. Por cierto, no os he dicho que mi pueblo se llama Cogeces de Íscar y está en Valladolid. Ya estamos otra vez, me enrollo con datos de mi pueblo, pero al grano, a la historia de las águilas.

Como decía, mi primo Juan estaba de paseo y se fueron a un pinar donde anidan muchas águilas. En medio del pinar escucharon unos gritos de águilas y miraron hacia arriba. En el cielo vieron a dos águilas que parecía que estaban jugando al fútbol con un conejo que hacía de pelota. La verdad es que una de ellas había cazado un conejo y la otra se lo quería quitar en el mismísimo cielo. Era un espectáculo que sólo podemos ver los niños que vivimos en pueblos donde anidan las águilas imperiales como el mío. No nos hace falta verlo en youtube.

De repente.     ¡CATAPLÚM!

Un águila picó a la otra águila justo en el hueso que hace volar a las águilas y se cayó entre los pinos, delante de Juan y de su familia. Menos mal que los pinos amortiguaron la caída de nuestra águila.

Menudos gritos daba el águila. Parecía que la estaban matando. Sonaba igual que cuando en mi casa hacemos la matanza del cerdo.

Juan y su familia encontraron al águila que tenía un ala rota. Al principio no sabían qué hacer, pero su tío Antonio llamó a Carlos, un amigo que tiene muchos animales y le dio el teléfono de un veterinario.

Vino el padre de Juan con el coche y con mucho cuidado taparon la cabeza del águila con un paño de cocina y se fueron a un veterinario de Íscar para que la curaran. El viaje no fue muy largo, pero águila seguía “gritando” de dolor. Imagínate que a ti te rompen el cubito (un hueso del brazo, por si no lo sabes) y tienes que ir dentro de un coche con la cabeza tapada hasta el hospital. Menudo dolor.

El veterinario, lo primero que hizo fue ponerle unas inyecciones para tranquilizar al águila y luego le puso una pomada en la herida para calmar el dolor. Al examinar al águila, el veterinario Samuel vio que tenía que coserle la herida y vendarla para que no moviera el ala durante un tiempo.

 

Cuando salieron del veterinario se llevaron el águila a su casa para cuidarla hasta que se recuperara el ala. Unos días después, el padre de Juan nos trajo el águila al colegio para poder verla. Todos los niños pequeños se quedaron con la boca abierta. Al principio no se atrevían a acercarse, pero luego cogimos tanta confianza que Valentín le quiso tocar el pico y el águila le dio un picotazo que todavía le duele. Le tiene bien empleado por no pedir permiso antes de hacer las cosas.

El águila se quedó con nosotros toda una mañana, y Carlos, el amigo de la familia de Juan aprovechó para contarnos muchas cosas sobre ellas. Nosotros ya sabíamos que vivían en zonas como nuestro pueblo, donde hay buenos árboles para anidar y también conejos para comer. Carlos nos puso en la PDI una presentación con fotos de cómo son las águilas cuando son pequeñas y cómo les va cambiando el plumaje según van creciendo. También aprovechamos para ver un nido de águila en directo, a través de una webcam que tienen puesta en un nido en el parque natural de Cabañeros y de Monfragüe. Apuntamos en un papel la dirección de Internet para que nos se nos olvidara: http://www.aguilaimperial.org/proyectowebcam.

IMPRESIONANTE

Antes de marcharse Carlos, el padre de Juan y el águila, nos hablaron de los peligros que tienen las águilas en nuestros pueblos. A veces, algún niño encuentra un nido y por ser curioso, estropea los huevos y es una pena. Lo mismo que esos señores que ponen veneno para matar algún animal y luego el águila se lo come y también se muere envenenada. Como veamos a alguien haciendo cosas malas a las águilas se van a enterar.

Total, que nosotros hemos tenido una suerte que pocos niños pueden tener, hemos podido ver un águila volando desde el patio y ahora, podemos decir que en nuestro colegio de pueblo, hemos pasado un día con “nuestra” águila en clase. Y aunque os parezca mentira, de vez en cuando, vemos un águila que se parece a la “nuestra” y que viene a hacernos una visita mientras estamos en el recreo. Da vueltas en forma de círculo, lanza un gran grito (como diciendo “hola”) y se marcha a buscar comida. No nos olvidaremos nunca de este día.

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