RIO CEGA

I

Río Cega, río Cega.

¿Dónde están tus aguas claras?,

¿dónde está tu arena blanca?,

¿a dónde tus moras negras?

II

Yo me bañé en tus aguas,

me tumbé al sol en tu arena,

lavé ropa en tus orillas,

y jugué en tus riveras.

III

Ya no me baño en tus aguas,

que tus aguas bajan sucias.

Ya no me tumbo en tu arena,

que te la has llevado al mar.

IV

Río Cega, río Cega.

¡Cuánta alegría has dado!,

¡cuánta nostalgia has dejado!,

¡cuánta historia te has llevado!

I

Cogeces pueblo querido,

cuna de rancio abolengo

hoy sumida en la nostalgia

te dedico mis recuerdos.

 II

Yo nací en ese pueblo

y siento un orgullo inmenso

soy cogezana de corazón

castellana por derecho.

 III

De su cielo luminoso

recibí la luz primera,

y mi alma inundó

de su arte y su nobleza.

IV

Por sus casa con adobos

que el tiempo dejó secuelas,

transcurrió mi humilde infancia

mis pies dejaron su huella.

  V

El aroma de sus campos

quedó en mí tan incrustada

que cuando veo un trigal

me siento allí transportada.

      VI

¡Ay! campos de mi Castilla,

digo yo como Machado,

sigo soñando con ellos

a lo largo de los años.

                  Matilde Herrero.

COGECES Y SUS GENTES

I

En un valle muy bonito

de un rincón de Castilla

entre montes y cañadas

entre chopos y pinares,

entre cardos, amapolas, amagarzas y tomillo

rodeado por el Cega,

y la Calle de Portillo.

Es un pueblo muy pequeño,

pero de gran poderío,

tiene Cogeces por nombre,

y de Íscar por apellido.

Sus gentes son muy sencillas

pero de una gran bondad

por eso los que aquí vienen

no se quieren ir jamás,

todos son bien recibidos

a todos acogen igual.

                IV

Al castellano, al manchego,

al catalán, al gallego,

al andaluz, al extremeño,

al de arriba, al de abajo,

al de alante y al de atrás,

¡y si alguno no lo cree

que lo venga a comprobar!

Matilde Herrero.